
Tampoco se inclinan por dar cantidades excesivas
de tarea para la casa; y, a la hora de evaluar formalmente el éxito del proceso
de aprendizaje, un par de exámenes nacionales cuando los jóvenes dejan la
escuela, a los 18 años, les basta.
Entonces,
¿cómo es posible que los alumnos finlandeses siempre ocupen los primeros
puestos en las listas internacionales que evalúan los niveles educativos?
Mientras en América Latina las protestas
estudiantiles -más recientemente las de Chile y Colombia- ocurren con
frecuencia, Finlandia parece haber encontrado un modelo -de educación gratuita
de principio a fin y donde las escuelas privadas casi no existen- que tiene a
los maestros y a los estudiantes contentos por igual.
El orgullo de ser maestro
Son muchos los factores que hacen que la
educación en Finlandia sea una de las mejores del mundo, pero uno de los temas
clave, según varios expertos consultados por BBC Mundo, es la calidad de los
profesores.
"El profesorado tiene un nivel de formación
extraordinaria, con una selección previa tan exigente que no se compara con
ninguna otra en el mundo", le explica a BBC Mundo Xavier Melgarejo, un
psicólogo y psicopedagogo español que empezó a estudiar el sistema educativo en
Finlandia hace más de una década.
"Sólo entra en las facultades de educación
gente con notas por encima de nueve, nueve y medio sobre diez. Son muy
exigentes. Se les hacen pruebas de lectura, sensibilidad artística, de dominio
de algún instrumento, de comunicación. Como resultado, las universidades sólo
reclutan a un 10% de los estudiantes que se presentan.
Y para ejercer la docencia todos los maestros
necesitan hacer una maestría.
La contraparte de esta exigencia es el
reconocimiento. No necesariamente en términos económicos, ya que los sueldos de
los educadores no presentan grandes diferencias con el resto de Europa (según la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico, OECD, el salario básico de una maestro de primaria es de
entre US$29.000 y US$39.000 anuales), sino sociales.
"Los maestros son considerados profesionales
académicos y tienen la responsabilidad de desarrollar su trabajo, por eso no se
ejerce sobre ellos un control excesivo", le explica a BBC Mundo Anita
Lehikoinen, Secretaria Permanente del Ministerio de Educación y Cultura de
Finlandia.
"Aquí no es como en otros
sitios, no tenemos tantas normas", dice Hilkka-Roosa Nurmi, profesora de
idiomas.
"Esta profesión atrae a tanta gente porque
ser maestro es un honor en Finlandia. Probablemente sea la profesión más
valorada", acota Melgarejo.
"Yo no soñaba con ser profesora, pero ahora
me dedico a esta profesión y me gusta mucho", explica Hilkka-Roosa Nurmi,
una profesora de español e inglés que tiene experiencia como docente de estas
lenguas en su país y en España.
"Aquí no es como en otros sitios, no tenemos
tantas normas. Podemos elegir cómo enseñamos. Tenemos más libertad. Pero esto
significa también más responsabilidad", dice.
Tú vales lo que sabes
Otra de las razones por las que el sistema
finlandés funciona es, en gran medida, porque la escuela es sólo uno de los
engranajes del proceso educativo.
Las otras variables de peso son la familia y
la sociedad -de tradición luterana- donde hay un elevado sentido de la
responsabilidad y donde se valora a las personas "por su formación y no
por su situación socioeconómica", dice Melgarejo.
Para darnos una idea, "en la cultura
luterana uno se salva cuando lee la
Biblia, se llega a Dios a través de la palabra escrita".
Y aunque hoy día las iglesias no estén muy llenas, el valor de aprender a leer
y escribir ha quedado profundamente arraigado en la cultura finlandesa, agrega
Melgarejo.
En esto coincide Lehikoinen: "la mayoría de
los hogares están suscritos a uno o varios periódicos y ésta es una tradición
que luego se pasa a los niños", señala.
El sentido de la responsabilidad
está arraigado en la cultura finlandesa.
Los medios indirectamente también ayudan al
aprendizaje de la lectura. "Todos los programas de televisión en lengua
original, la mayoría en inglés, están subtitulados y eso impulsa a los niños a
aprender a leer y a aumentar la velocidad lectora", señala Melgarejo.
Pero también los finlandeses apuestan por la
educación porque saben que como país pequeño, rodeado de vecinos poderosos como
Rusia o Suecia y sin un arsenal de recursos naturales a su disposición, la
cultura -su dominio en el ámbito del conocimiento- es lo que lo que les da la posibilidad
de competir en una economía global.
Y puertas adentro, la excelencia en el nivel
educativo se traduce "en un grado importante de cohesión social, que les
permite a los finlandeses sentir que son parte de la sociedad, incluso en
tiempos de crisis", explica Lehikoinen.
Lecciones para América Latina
"Cuando
planteamos grandes reformas educativas, por ejemplo, siempre involucramos a los
maestros y a los alumnos, no se trata de órdenes del gobierno que los
educadores tienen que acatar, son reformas que hemos preparado juntos" dice Anita Lehikoinen, Secretaria Permanente del
Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia.
Cuando se dieron a conocer los resultados de la
primera evaluación PISA (siglas en inglés del Programa Internacional para la Evaluación de
Estudiantes de la OECD)
en el año 2000, el gobierno se vio inundado de visitas de delegaciones
extranjeras que acudían a Finlandia para descubrir los secretos de la maravilla
nórdica e implementarlos en sus propios países.
Alemania por ejemplo, azorada por sus resultados
mediocres en la prueba, tomó nota del programa finlandés e introdujo reformas
en su sistema.
¿Pero qué posibilidad tienen los países de
América Latina, donde la educación pública está lejos de ser un orgullo, donde
el sueldo de los maestros no está a la altura de sus responsabilidades y donde
no existe un estado de bienestar como en algunos países europeos, de
implementar un sistema educativo como el de Finlandia?
"No puedes copiar y pegar el sistema
entero", le dice a BBC Mundo Andreas Schleicher, responsable de las
evaluaciones PISA, "pero puedes ver cómo los finlandeses saben quién es un
buen maestro, cómo los reclutan, cómo les asignan las clases o cómo se aseguran
de que cada niño se beneficie de lo que le enseñan".
A los niños no se les da mucha
tarea escolar para la casa.
Melgarejo también cree que se pueden importar
ciertos elementos, como mejorar la selección de buenos maestros, fomentar las
bibliotecas públicas -ampliamente concurridas en Finlandia- y hacer que las
familias contribuyan al proceso de escolarización.
Y quizá una lección útil para América Latina sea
aprender cómo Finlandia afronta los cambios en el ámbito de la educación.
"Todo se basa en la confianza mutua y en la
construcción de un consenso. Cuando planteamos grandes reformas educativas, por
ejemplo, siempre involucramos a los maestros y a los alumnos, no se trata de
órdenes del gobierno que los educadores tienen que acatar, son reformas que
hemos preparado juntos", afirma Lehikoinen.
Después esta descripción de Lehikoinen, Melgarejo
y Schleicher, uno podría tender a imaginarse una clase en Finlandia como una
situación idílica: un grupo de niños obedientes escuchando embelesados una
clase magistral que interrumpen de tanto en tanto con una pregunta inteligente.
Nada más lejos de la realidad. Los niños hacen
las mismas travesuras que en cualquier parte del mundo. Incluso, a veces,
"cuando hacen las mediciones de educación es una paradoja porque aunque
les va muy bien, cuando les preguntan si les gusta la escuela, siempre dicen
que no. Quizá eso se deba al espíritu independiente de nuestros niños",
concluye Lehikoinen.
La educación a grandes rasgos
- Idea básica: igualdad de oportunidades.
- Los niños empiezan la escuela a los 7 años.
- Casi todas las escuelas son públicas (el número de escuelas privadas es ínfimo).
- Toda la educación es gratuita (desde el preescolar hasta la universidad)
- La comida y los materiales de estudio también son gratuitos.
- Durante los primeros seis años de primaria es el mismo maestro para casi todas las asignaturas.
- Jornada escolar: de 8.30 - 9 a 15 hs., con media hora de almuerzo.
- Exámenes nacionales cuando los alumnos tienen 18 años
- Promedio de alumnos por clase: 23.
- Clases mixtas (mujeres y varones, y diferentes grados de capacidad).
- Maestros debe tener una maestría para ejercer la docencia.
Gasto público en educación, total (% del PIB)
- Finlandia: 6,8%
- Suecia: 7,3%
- Dinamarca: 8,7%
- Argentina: 6%
- Cuba: 13,1%
- Chile: 4,2%
- México: 5,3%
- Estados Unidos: 5,4%
Fuente del reportaje: BBC Mundo